Avís important

L’1 de novembre de 2014, el Partit dels i les Comunistes de Catalunya va acordar la seva dissolució com a partit polític i la cessió de tot el seu capital humà, polític i material a una nova organització unitària: Comunistes de Catalunya.

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El 14 de agosto, con Cristina y Nuevo Encuentro.
El Partido Comunista, integrante de Nuevo Encuentro, reafirma su llamado a votar por Cristina Fernández de Kirchner en las elecciones primarias del próximo 14 de agosto de 2011 y a participar activamente en el proceso político argentino para enfrentar a la derecha restauradora que pretende retrotraernos a los nefastos años 90, cuando vivimos la horrible noche neoliberal de Menem y De La Rúa.

Consideramos que el voto a CFK es la mejor opción para sostener el rumbo actual de reformas opuestas al nefasto Consenso de Washington, reformas positivas que a nuestro entender constituyen una base para bregar por nuevas y más profundas medidas apuntadas a la justicia social, al pleno ejercicio de nuestra soberanía, al rescate de los recursos naturales enajenados, a la plena vigencia de la democracia y los derechos humanos y a la unidad e integración latinoamericana.

Frente a los sistemáticos ataques de las derechas, agigantados desde los medios concentrados de comunicación, es necesario luchar por mantener abierto este camino, especialmente en su postura de unidad con los procesos transformadores que vive América Latina y ello sólo puede lograrse definiendo claramente los contornos de un verdadero proyecto nacional liberador, antioligárquico y antiimperialista.

Fijamos esta posición convencidos que la contradicción principal en la Argentina de hoy se presenta entre quienes queremos impulsar el avance hacia cambios profundos en la todavía vetusta estructura económica, social y política del país y aquellos que pretenden un regreso agravado al poder absoluto de los monopolios antinacionales y antipopulares.

Al mismo tiempo consideramos nuestro deber señalar que la marcha hacia los imprescindibles cambios estructurales reclama que en los espacios oficiales se modifiquen algunas prácticas y políticas, para no dejar irresueltos problemas que estallan más tarde o más temprano, para evitar el exitismo y su hijo dilecto: el sectarismo, que impide construir alianzas para una mejor correlación de fuerzas y por sobre todo para sostener una política de firme aliento a iniciativas tales como la ley de servicios financieros, la ley contra la extranjerización de tierras, la anulación de la ley antiterrorista, la de participación de los trabajadores en las ganancias de las empresas, entre otras.

Y, fundamentalmente, para profundizar la movilización de la sociedad, la organización y el poder popular.

Cuando se hace evidente la crisis del capitalismo global en sus centros más desarrollados, como Europa y EEUU, los actuales intentonas de las derechas nativas son funcionales a los intentos de ponernos otra vez a merced de los capitales especulativos que pretenden arrojar su déficit y sus desbalances sobre nuestras aun débiles economías en desarrollo.

Por ello, los planes de una política conjunta con los países sudamericanos y otros de América Latina y el Caribe, como se está proponiendo en UNASUR, deben ser respaldados, en tanto son la única defensa posible para prevenir los ataques económicos y financieros de un imperialismo en decadencia, pero aun sumamente peligroso y agresivo.

En ese marco, queremos expresar algunas preocupaciones.

Los recientes resultados electorales de la Ciudad de Buenos Aires y la Provincia de Santa Fe y aun los de Córdoba, señalan una realidad que muchos consideraban superada.

La derecha se recompone tras meses de desorden, confusión y fragmentación, fundamentalmente en torno de la “nueva” y peligrosa derecha del PRO.

Mauricio Macri, el asiduo visitante de las embajadas de EEUU e Israel, el concurrente y anfitrión a los encuentros de la derecha mundial que encabezan José María Aznar y Mario Vargas Llosa, gana ampliamente la C.A.B.A., obtiene alta votación en Santa Fe y se perfila como la principal figura a futuro de la reacción opositora, con un discurso hábilmente construido en contra de la política y del rol del Estado, pero que en realidad es a favor de una política: la de las privatizaciones, la concentración de la riqueza y la exclusión social y de un tipo de Estado, ausente para las políticas sociales y fuertemente represivo de las protestas populares.

Tras el conflicto con los sectores agroexportadores y sus aliados permanentes o circunstanciales, y tras la derrota electoral de 2009, el gobierno nacional recompuso sus fuerzas y recuperó la ofensiva adoptando decisiones a favor de los sectores populares y contra los monopolios (estatización de los fondos de las AFJP, asignación por hijo, ley de servicios de comunicación, etc.), junto a otras de sentido democrático, como el matrimonio igualitario, que dejaron una impronta valiosa: no ponerse a la defensiva ni hacer concesiones ante la adversidad, sino avanzar siempre con nuevas propuestas progresistas.

Así es como el proceso en curso ganó terreno en la consideración popular y como CFK se perfiló como segura ganadora en la primera vuelta de los comicios presidenciales.

Los planes de la derecha

En ese contexto fue como, ante el vencimiento de los plazos legales, Mauricio Macri y Fernando Solanas renunciaron a sus aspiraciones presidenciales.


En el caso del jefe de gobierno porteño puede decirse que como figura orgánica y disciplinada del bloque de poder, aceptó “volver” a la Ciudad para favorecer la maniobra que hoy está en curso: impedir que CFK gane en primera vuelta, imponer un balotaje y concentrar todo el voto opositor en el derechista más votado. Infligir derrotas al gobierno en las regionales anticipadas más importantes crearía, como ocurrió, mejores condiciones para ese plan. Para ello sólo necesitan modificar la intención de voto de entre un 5 y un 10% del electorado.

Al respecto, hacemos un llamado de atención ante cualquier idea en circulación tendiente a subestimar estos peligros en aras de un supuesto exitismo que, al margen de cualquier soberbia inconducente, no adopte las medidas de gobierno, de política y de alianzas, necesarias para alcanzar una victoria de carácter popular en las elecciones de Octubre.

Se ha hecho evidente que detrás de Macri y Del Sel está Duhalde y que Alfonsín se asoció a De Narváez. Y aunque no se vea tanto está claro que más atrás, pero con las riendas bien sujetadas, están la Mesa de Enlace agropecuaria, el empresariado oligárquico de la AEA y la Embajada de los EEUU.

Un elemento negativo es que el kirchnerismo debe realizar una política de alianzas para sostener la gobernabilidad con sectores como los de Scioli, Gioja de San Juan, Insfrán de Formosa o Barrionuevo de Jujuy, que no salen del redil neoliberal.

Estamos ante una dura batalla política, ideológica y cultural, que ahora se expresa en medio de una campaña electoral y de un nivel concreto de conciencia social producto de la generación planificada y sistemática de un sentido común individualista, superficial y de fragmentación social que aun predomina en una parte mensurable de nuestra sociedad.

Por ello proponemos a todas las fuerzas populares y antiimperialistas dar pasos ciertos hacia la construcción de un frente por la justicia social, la democracia plena, la soberanía nacional, la recuperación de los recursos naturales y del patrimonio estatal enajenado y la unión e integración latinoamericana y caribeña.

Para sostener y ampliar las políticas hacia los sectores más humildes e impulsar nuevas iniciativas hacia los trabajadores registrados y hacia las capas medias de la ciudad y el campo.

Es necesario reconocer que las fuerzas de izquierda, centro izquierda y progresistas no han crecido lo suficiente ni se han unificado.

Nos referimos tanto a las que actúan en los marcos del kirchnerismo como a las que de una manera autónoma luchan por mantener abierto el actual proceso buscando su radicalización.

Se trata de crear las condiciones para generar una mejor correlación de fuerzas a favor de las transformaciones profundas.

En este punto, no podemos omitir nuestra crítica hacia aquellas fuerzas de izquierda que se alían a la derecha sojera ni a las otras que subestiman las reformas habidas y los cambios en la subjetividad de una parte de los trabajadores y la juventud,

Impulsamos una política frentista, en función de la unidad popular contra las derechas y por los cambios profundos. Para nosotros frentismo es respeto de las organizaciones preexisentes y de las identidades históricas del pueblo argentino.

El Partido Comunista actúa en el Nuevo Encuentro bregando por su crecimiento, para lo cual creemos que éste debe reforzar su autonomía y capacidad de decisión propia, su carácter de izquierda unitaria, nacional, democrática y popular, desde una racionalidad contraria a la restauración neoliberal e impulsora de más y más profundos cambios progresistas, al tiempo que debe debatir sobre sus líneas organizativas para que sean de construcción de poder popular, amplias, democráticas y participativas, con direcciones respetuosas de la pluralidad.

Favoreceremos que el NE desarrolle una política de alianzas hacia los sectores más avanzados del kirchnerismo y de otras corrientes populares.

A su vez, llamamos a fortalecer al Partido Comunista, especialmente en su arraigo entre los trabajadores manuales e intelectuales y jóvenes de la ciudad y el campo, acentuando sus capacidades organizativas y de movilización y su labor ideológica anticapitalista en pos de la liberación nacional, el socialismo y el comunismo.

Secretaría General
Secretariado Nacional
Comité Central
Partido Comunista de la Argentina

Entre Ríos 1039 Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 10-08-2011