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Esta decisión, sin duda alguna, marca un hito en la historia de las paces en Colombia, porque por primera vez, vemos mujeres en la primera línea de la discusión. Artículo de Carlos Arturo Velandia en Semana.




Las mujeres en la Mesa de diálogos de paz. Por Carlos Arturo Velandia Jagua.

El nombramiento presidencial de las señoras María Paulina Riveros y Nigeria Rentería, como integrantes plenipotenciarias del equipo del Gobierno Nacional, en la mesa de diálogos con las FARC-EP en La Habana, se recibe con agrado por cuanto representa un paso en la dirección correcta, por parte
del Gobierno, hacia el cumplimiento cabal de la Resolución 1325 del Consejo de Seguridad de la ONU sobre mujeres paz y seguridad.

Esta cual insta de manera perentoria a los gobiernos a incorporar la perspectiva de género, en todas las actividades atinentes a la solución política de conflictos, a la construcción y mantenimiento de la paz y en las actividades que desde los Estados se promuevan para incorporar mujeres en las negociaciones de conflictos, en la preservación de los derechos humanos y en el desarrollo de cultura de paz.

Esta decisión, sin duda alguna, marca un hito en la historia de las paces en Colombia, porque por primera vez, vemos mujeres en la primera línea de la discusión y de la toma de decisiones en materias tan sensibles como son los temas para llegar a un acuerdo de paz, que en Colombia será histórico, por la razón de que será el acuerdo que ponga punto final al más largo conflicto interno del hemisferio occidental y se constituya en el acontecimiento, que permitirá que la sociedad entera se dedique a construir la justicia social, para una paz duradera y estable.

En años y procesos pasados, el país supo de extraordinarias mujeres fungiendo como miembros de equipos de negociación, pero en esos casos ninguna llegó a tener un rango de plenipotenciarias. Estos son los casos de Vera Grave, quien cumpliera un importante aunque discreto papel en los diálogos con el M-19; de Lucía González, quien en representación del ELN suscribiera en la población de Cravo Norte, el acuerdo de inicio de diálogos de paz de Caracas y Tlaxcala; de la comandante Mariana de las FARC-EP que hiciera parte del equipo de diálogo social en las Audiencias del Caguán; de Ana Teresa Bernal en representación de la sociedad civil en el proceso de audiencias del Caguán; de María Emma Mejía representante del Gobierno de Andrés Pastrana en la fase inicial de los diálogos del Caguán; y ahora un número importante de mujeres guerrilleras que integran el equipo de las FARC-EP en La Habana.

La investigadora de la Escola de Cultura de Pau de la Universitat Autònoma de Barcelona, María Villellas Ariño, en su artículo “Las mujeres en los procesos de paz” del 2011, dice que: “las organizaciones de mujeres son un actor muy relevante en la promoción de una salida dialogada a los conflictos armados, y en numerosas ocasiones han protagonizado llamamientos a los actores armados para que se ponga fin a los conflictos por la vía política” como la marcha del 22 de noviembre en Bogotá, convocada por las distintas plataformas de mujeres que protagonizaron una gesta plebiscitaria por la paz y contra la violencia hacia las mujeres.

María Villellas advierte y cuestiona que “de acuerdo con cifras de Naciones Unidas, las mujeres representan el 8% de quienes participan en las negociaciones de paz, y menos del 3% de quienes firman los acuerdos de paz” y que por lo general la participación de mujeres en procesos de diálogo y negociación se da sobre “la idea de que sólo cuando el proceso de paz está encarrilado se puede estudiar si integrar o no el género e incluir a las mujeres, suele ser muy habitual, creándose inercias que dificultan cada vez más su inclusión” .

Estas observaciones de la investigadora Villellas Ariño, son de una vitalidad y contundencia, que no deja duda sobre la dirección en que deben moverse las partes, al momento de constituir sus equipos negociadores. Por su lado, el Gobierno movió ficha, lo cual me lleva a interrogar si las FARC-EP harán otro tanto, que de ser positiva la respuesta, significaría un acercamiento hacia el acatamiento a las normas internacionales, como también un reconocimiento de instancias e instrumentos del Derecho Internacional; pero por sobre todo una acción positiva hacia reivindicar el papel de la mujer insurgente en las organizaciones guerrilleras.

De otra parte, pronto se iniciará el 17º Ciclo de diálogo en La Habana, que abordará el tema de “Solución al problema de drogas ilícitas”, para lo cual las partes cuentan ya con las conclusiones del Foro Nacional y Foro Regional realizados en Bogotá y San José Del Guaviare respectivamente, que deberán tomar muy en cuenta, y para lo que se requiere que los equipos manejen con propiedad e idoneidad esta temática y problemática. Ojala las FARC-EP considerara la inclusión en su equipo de diálogo a Fabián Ramírez y Joaquín Gómez, con la certidumbre que sus conocimientos y capacidades serían decisivas en la construcción colectiva (con el gobierno) del acuerdo posible.

En Twitter: @CarlosVelandiaJ