Foto: Óscar Martínez
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INTRODUCCIÓN
La crisis económica está teniendo importantes consecuencias desde el puntode vista social. Pasados ya tres años del comienzo de la misma, el impacto de lacrisis se ha traducido en un empeoramiento del bienestar de la población, así comoen mayores dificultades de cobertura de las necesidades sociales. Hoy en día, laatención de los gobiernos y de las instituciones internacionales se siguen centrandomás en las medidas económicas que se han llevado a cabo (y las que vienen encamino), y menos en las consecuencias sociales que la crisis está produciendo en lapoblación, en la pobreza y sus implicaciones, o en la degradación de las condicionesde vida, que no entran ni tienen espacio alguno dentro de la denominada agendapolítica de los distintos gobiernos. Las políticas puestas en marcha en estos añosson una buena muestra de ello.Lejos de lo que se pudiera pensar, este menor interés por las consecuenciassociales de la crisis y la pobreza no es casual. Responde a la doctrina neoliberal queatraviesa la política europea y española, en la que se conciben los problemassociales como una parte subsidiaria de la economía, que tendrán su resolución unavez ésta se encuentre recuperada y a pleno rendimiento.
Esta particular visión de lacrisis y sus consecuencias sociales se puede apreciar, por ejemplo, en cómo sedefine la pobreza, en las medidas puestas en marcha, y en definitiva, en laimportancia concedida a la intervención del Estado en la economía a través de laspolíticas públicas.En este sentido, hay que mencionar que tradicionalmente la pobreza se hadefinido casi exclusivamente en relación a los ingresos o el consumo, comoelementos esenciales para entender y medir la condición de pobreza de laspersonas, es decir, si una persona tiene suficientes ingresos para adquirir el nivelbásico de consumo o de bienestar para vivir en la sociedad (Wagle, 2000). Otrasaportaciones han señalado la necesidad de definir la pobreza en función de lascapacidades individuales, de acceso y logros alcanzados con respecto a laeducación o la salud, para considerar un nivel básico de bienestar, como porejemplo, Sen (1992), quien sostiene que lo importante para evaluar el nivel de vidaes la capacidad de adoptar decisiones bien informadas o de vivir una vida larga ysaludable, más allá de los ingresos de los que se dispongan.
También existen otraspropuestas que se han concentrado en los factores sociales y políticos del bienestarde la población, que determinan el grado de aislamiento y participación en lasociedad (un individuo con ingresos adecuados puede ser considerado pobre si seconsidera excluido de las principales actividades económicas, políticas y culturales).Sin embargo, conviene recordar que, en muchas ocasiones, se define lapobreza únicamente en base al individuo y los factores sociales que la fomentan,pudiéndose apreciar cuatro grandes aproximaciones: la pobreza es resultado de losatributos individuales (los pobres son pobres porque tienen algún tipo de defectoinherente); la pobreza como resultado del proceso de socialización de los individuos(centrándose en la transmisión de valores, normas y hábitos que se perpetúan deuna generación a otra); la pobreza como resultado de causas sociales (que secentra en la estructura de oportunidades de la población y en la mejora de laeducación y la formación); y la pobreza como resultado inherente al funcionamientode ciertos sistemas sociales (desde la visión marxista, en el sistema capitalista lapobreza esta causada por la dinámica de la explotación de clase) (Wright, 1994).Bajo esta última aproximación, Wright destaca que “la pobreza no es unaccidente; no es un resultado de nada.
Es una característica inherente ydeterminante de una sociedad cuya estructura económica está basada en las clasesy la explotación. (…) Existen unos actores privilegiados y poderosos que tienen uninterés activo por mantener la pobreza. No es que la pobreza sea una desafortunada consecuencia de su búsqueda de intereses materiales; es unacondición esencial de la realización de sus intereses. Para decirlo sin rodeos, loscapitalistas y otras clases explotadoras se benefician de la pobreza”. Esta últimaaproximación apenas tiene cabida dentro de las políticas de lucha contra pobreza.El más popular de los enfoques es sin embargo el tercero, en el que la reducción dela pobreza pasa por únicamente mejorar las oportunidades y las condiciones devida de las personas en situación de pobreza.En este sentido, es importante destacar el papel que han tenido (y siguenteniendo) las políticas públicas en el campo de la lucha contra la pobreza y elfortalecimiento de la cohesión social, que se realiza a través de la participaciónsocial de la ciudadanía en el pleno ejercicio de los derechos.
Son por tanto, elelemento visible del Estado de Bienestar, entendido como “contrato social” en elque los derechos políticos –base de los derechos democráticos- están vinculados alos derechos laborales y sociales, como por ejemplo el derecho al empleo, a laeducación, la sanidad, la protección al desempleo, la jubilación o al acceso a lavivienda 1 .Las propuestas neoliberales para salir de la actual crisis económica siguenprofundizando en la idea de recortar el papel del Estado y su intervención en laeconomía como elemento de redistribución y promoción de la igualdad deoportunidades, mientras que se da un mayor protagonismo al mercado y laempresa privada. El gasto social no ha permanecido ajeno a este debate; y nopodía ser de otra manera, ya que el gasto social es, con diferencia, la partida másimportante del gasto público, así como una de las claves de la mayor cobertura delas necesidades sociales por parte del Estado de Bienestar.Por todo ello, hablar de pobreza, políticas públicas y gasto social es hablarde democracia, de calidad democrática y del establecimiento de las garantíasnecesarias para el efectivo ejercicio de derechos básicos, que permitan el accesouniversal a los mismos bajo parámetros de suficiencia y calidad. Y hablar de gastosocial, es también hablar de ciudadanía, en tanto que supone la materialización delprincipio de igualdad social, que -junto con los de igualdad política e igualdadjurídica- constituye uno de los pilares básicos sobre los que se asienta el conceptoeuropeo moderno de ciudadanía. Un concepto en el que prima la visión de unasociedad cohesionada, libre y justa.
El objetivo del presente trabajo es analizar la situación de la pobreza, asícomo de las políticas públicas y el gasto social destinado al ejercicio efectivo de lasmismas. Se estructura en tres partes diferentes: en la primera se aborda lasituación de la pobreza en la Unión Europea, con especial interés determinadosgrupos de población (mujeres, jóvenes, personas en paro, etc.); en la segunda, seanalizan las diferencias mostradas por los distintos países de la Unión Europea conrespecto al gasto social y las distintas áreas de gasto; y finalmente, en la última, sedesciende al análisis de la pobreza en España y el gasto destinado a las distintaspolíticas públicas de carácter social, considerando el esfuerzo realizado por lasdistintas Administraciones Públicas (Estado, Comunidades Autónomas y EntidadesLocales) en los últimos años. Se trata, por tanto, de ofrecer un diagnóstico general,así como elementos de reflexión en torno a las consecuencias sociales de la crisiseconómica y del (necesario) fortalecimiento de las políticas públicas y refuerzo delEstado de BienestarEtiquetes de comentaris: CCOO, despesa social, pobresa