Avís important

L’1 de novembre de 2014, el Partit dels i les Comunistes de Catalunya va acordar la seva dissolució com a partit polític i la cessió de tot el seu capital humà, polític i material a una nova organització unitària: Comunistes de Catalunya.

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En América Latina se están viviendo intensos procesos, muy distintos entre si, con contradicciones, fallos, problemas, pero también con aciertos, búsquedas e inquietudes. Lo cierto es que Iberoamérica no sufre en su mayor parte los zarpazos de la crisis capitalista, porque muchas de sus repúblicas -no todas, pero si una mayoría- están buscando otras vías en las que la soberanía, la no sumisión a los mercados y las bolsas, y su construcción y fortalecimiento del estado, les hacen orientar de otra forma su visión de la economía y también ahora la política.

Cierto es que hay un grupo de repúblicas transformadoras, con Venezuela a la cabeza. De hecho, Caracas es la sede de la I Cumbre de la Comunidad de Estados de América y el Caribe (CELAC). En ella conviven desde la propia anfitriona, a Bolivia, Ecuador, Brasil, Perú o Argentina, hasta Cuba y Colombia. Nadie, excepto los vecinos del norte, ha quedado fuera. De hecho, hablando con propiedad, los han dejado fuera. Para los latinoamericanos y latinoamericanas el SUR de las Américas es en si ya un continente. Un continente mestizo, distinto y donde algunos pueblos y mandatarios de esos pueblos creen e implementan la utopía. 

Los pueblos de América piensan, observan como Europa y los EE.UU están sumidos en una grave crisis económica, social y política. Observan, no sin inquietud, como Europa camina directa hacia una profundización de su crisis, porque ellos ya sufrieron esta situación, y como los EE.UU. con esos mismos problemas, incrementan su agresividad bélica al tiempo que aumentan su decadencia. La respuesta es clara: no desean el contagio, pues sus avances aún son débiles y están en sus inicios, luego han de buscar su propio destino. Incluso los gobiernos derechistas temen dicho contagio y, por tanto, sus miradas ya no se dan tanto hacia el norte y el occidente, como hacia el oriente y África. Incluso los más progresistas y revolucionarios proponen una nueva alianza Sur/Sur, al objeto de construir un fuerte polo antineoliberal y superador del capitalismo.

No todos están en la órbita de las grandes transformaciones. Hay fuertes, egoístas y violentas oligarquías criollas que, apoyadas por los EE.UU., sus centros de pensamiento ultraconservadores y el PP español -con la FAES y Aznar a la cabeza- facilitan ideas, estructuras, medios y estímulos a las más reaccionarias. Mucha atención por tanto a la política exterior del PP españolista. Por otro lado, la llamada Internacional Socialista tiene un despiste y un colaboracionismo con parte de estas fuerzas, fruto de su eurocentrismo, atlantismo y xenofobia, aunque esto último lo nieguen. En cualquier caso, existe una mezcla de superioridad y desconocimiento que ataca a los pueblos americanos que partiendo de pobreza extrema, atraso y desregulación, sumado a la inexistencia del estado, han convertido a estas sociedades en muy duras e injustas. 

Piénsese que el modelo que las oligarquías impusieron en América Latina fue el anglosajón, de ahí que las más avanzadas en lo social, incluso pro-socialistas, lo primero que han hecho ha sido modificar sus constituciones. Era imprescindible para comenzar a construir la justicia.

Hay también en Europa quienes, desde supuestas posiciones a la ultra-izquierda, mientras ellos en sus estados son incapaces de lograr ni alcanzar nada, exigen prisa, perfección, radicalidad y excelencia democrática a un continente arrasado hasta hace poco más de diez años por sangrientas dictaduras militares, gobiernos corruptos de extrema derecha y pobreza extrema, gracias a seguir las políticas del FMI, el BM y la doctrina neoliberal al pie de la letra. También impolutos liberales que se rasgan las vestiduras porque los gobiernos populares se defienden y articulan respuestas frente a quienes desde empresas periodísticas incitan al golpismo, la revancha, y no reconocen las victorias democráticas de sus oponentes. Por cierto, esos mismos jamás denuncian las atrocidades de Colombia, México, o la represión chilena a sus estudiantes. Su parcialidad los deslegitima. 

Claro que lo mismo pueden decir de mi. Pero he comenzado reconociendo que esto ni es un camino de rosas, ni lo puede ser. Es una obra ingente, difícil y con atavismos culturales y ausencia de cultura política -provocada por los EE.UU., Gran Bretaña y sus burguesías, desde hace más de cien años- lo que en ocasiones dificulta los procesos. 

El camino trazado A raiz de los primeros procesos revolucionarios y antineoliberales, el ALBA y los primeros intentos de UNASUR y el Banco del Sur, los latinoamericanos y latinoamericanas comienzan a buscar su destino, y saben que este pasa por la integración regional. Antes incluso del estallido de la crisis financiera de 2008, hecho este que les reafirma en sus objetivos. Saben que deben unir su destino, pero también su comercio, sus finanzas y sus esfuerzos para no depender de su gran estrangulador y empobrecedor -el FMI- y acabar con la dependencia, es decir con la deuda.

- Primera lección: La integración es un proceso político. Es una construcción política, no un mercado, no una voluntad del poder financiero e industrial, sino de los gobiernos democráticamente legitimados y por tanto, la economía se rige desde la política, y los proyectos incluidos los económicos y financieros son políticos. 

- Segunda lección: Se puede caminar a la integración regional con soberanía plena de los estados. De cada estado. Esto garantiza -y no mediatiza- los distintos ritmos y, a su vez, permite caminar hacia la superación del capitalismo. Por que me pregunto ¿permitiría la Unión Europea que uno de sus socios tratara de construir el Socialismo? ¿No sería bombardeado, invadido o cercado económicamente? En Europa, el principio de soberanía no existe ya, y además el neoliberalismo es obligatorio en España e Italia, incluso se ha convertido en doctrina constitucional. 

- Tercera lección: Hay banca pública. Los bancos que se han nacionalizado no son devueltos al sector privado. Los Bancos Centrales están controlados por los gobiernos, y el futuro Banco del Sur es una construcción política y sus gestores son economistas no neoliberales o, al menos, no ultraliberales. 

- Cuarta lección: No hay aliado imperial preferente. Su suerte económica, incluso los gobiernos de derechas, no la unen ya a las potencias centrales (excepto pequeñas repúblicas, algunas golpistas o muy agobiadas económicamente). A pesar del ALCA, el socio preferente ahora es China y los BRICS, incluidos los BRICS latinoamericanos, entre los cuales, además de Brasil y Argentina, hay que incluir a Perú y Venezuela. Venezuela, sin finalizar el 2011, ha crecido más del 4%, y no sólo es una potencia petrolera ¡sino también financiera!. Pero es que el crecimiento de Ecuador, Bolivia o, justo es reconocerlo, aunque de injusta redistribución de Colombia, son dignas de tener en cuenta.

- Quinta lección: Fortalecimiento del estado. Sobre todo en la zona ALBA, pero no únicamente. Las políticas económicas de estímulos gubernamentales -excepto en el casi “narcoestado” mexicano, en cuanto a los significativos- son moneda común. Se están nacionalizando sectores estratégicos o sociales. Hay más estado, luego sobre todo los más populares y de centro-izquierdas o con gobiernos de izquierdas no tienen crisis. Tienen mucho que avanzar y construir, mucho que perfeccionar y, sobre todo, mucho más y mejor que repartir y redistribuir.

La destrucción del estado por militares, derechistas y capitalistas aliados, ya les costó demasiado cara. Les cuesta a algunas repúblicas todavía demasiado cara, no sólo en economía, también en derechos humanos y en narco-influencia. Así pues, la opción de la CELAC es una opción política que busca la independencia continental y la creación de estrategias, o al menos complicidades comunes. La CELAC pretende convertir a América Latina en un territorio de paz. La CELAC es también una expresión clara del cambio del sistema-mundo, y de cómo los pueblos de América buscan su destino propio.

Por todo eso, la prensa corporativa y las cadenas de radio y televisión de Europa y los EE.UU. la silenciarán o la ningunearán. Por eso, solo nosotras y nosotros la debemos difundir, puesto que los procesos de cambio y revolución americanos son no solo una referencia sino que, siendo más prácticos, son una necesidad para los pueblos del mundo y para la democracia. Son la demostración de que hacer políticas NO NEOLIBERALES no solo es posible, sino que es la mejor medicina contra el paro, la pobreza, la quiebra de pequeños negocios y empresas, y el acceso al crédito. 

Es la garantía de que la democracia se perpetúe en los pueblos, y la mejor forma de luchar -al menos de partida- contra la dictadura de los mercados. Aquí no se escribe un cuento de hadas. Nada es fácil. Además algunos de ellos están optando por lo más difícil, así que al menos solo puedo pedir dos cosas: información y respeto. 

Carlos Martínez García – Portuario en Excedencia. 

Más información en el enlace: Creación de la Celac es el surgimiento de un nuevo orden internacional