José Manzaneda, coordinador de Cubainformación.-
La huelga de hambre llevada a cabo en Cuba por Marta Beatriz Roque y
otros “disidentes”, ha durado apenas 8 días. Reclamaban la puesta en
libertad de una persona que, supuestamente, habría ya cumplido su
condena el pasado 9 de septiembre y llevaría, por tanto, más de una
semana, de manera arbitraria, en prisión (1). Con la decisión de las
autoridades cubanas de poner en libertad a esta persona, la huelga de
hambre quedó suspendida. Grandes medios internacionales presentaban el
caso como una victoria política de la “disidencia” cubana (2).
Curiosamente, el día en que se iniciaba la citada huelga, el 10 de
septiembre, moría un recluso yemení en la Base Naval de Guantánamo, sin
que el Gobierno de EEUU haya informado de las causas (3). En julio de
2010, un juez federal de EEUU había ordenado la puesta en libertad del
recluso, Abdul Latif, pero la sentencia fue anulada por la Corte de
Apelación, a petición del Gobierno norteamericano. En protesta, Latif
realizó en mayo de 2012 una huelga de hambre, de la que los grandes
medios no informaron, e intentó suicidarse en varias ocasiones (4). A
pesar del silencio oficial, todo a punta a que ésta –el suicidio- fue la
causa final de su fallecimiento.
Acerca de esta muerte, agencias y grandes medios, en general, se han
limitado a reproducir las escuetas informaciones oficiales del Gobierno
de EEUU, sin apenas valoraciones críticas (5). Por el contrario, ha sido
detallada la cobertura de cada uno de los días del ayuno de la
“disidente” cubana Marta Beatriz Roque, a través de notas repletas de
referencias condenatorias contra el Gobierno de la Isla (6).
En estos días, se desarrollan en el mundo decenas de huelgas de hambre,
la mayoría invisibles para los medios. Mencionemos solo dos de América
Latina. Una, la de presos mapuches de Chile que, desde finales de
agosto, protestan por su detención a partir de lo que consideran un
montaje policial (7). Otra, la que mantienen campesinos sin tierra de
Paraguay, desde comienzos de septiembre, en demanda de tierras, en el
departamento de Misiones (8).
Una búsqueda, el pasado 16 de septiembre, sin embargo, a través de
Google News, con la frase “huelga de hambre”, apenas ofrecía uno o dos
textos sobre cada una de estas dos luchas, por 468 referentes a la
huelga de hambre en Cuba (9).
Varios blogueros cubanos de izquierda apuntaban, además, a la mano
directa del Gobierno norteamericano en la citada huelga de hambre en
Cuba. Denunciaban que, cinco días antes de su inicio, el 5 de
septiembre, Marta Beatriz Roque se había reunido en La Habana con el
Jefe de la Oficina de Intereses de Estados Unidos en Cuba, John Patrick
Caulfield (10).
Hay que recordar que Martha Beatriz Roque es una de las “disidentes”
cubanas más ligada al Gobierno de EEUU. Su nombre figura 124 veces en
los cables secretos del Departamento de Estado revelados por Wikileaks
(11). En uno de ellos, por ejemplo, aparece una solicitud de fondos al
Gobierno de EEUU para sus actividades contra el Gobierno cubano (12). En
otro de los cables, Roque agradece “todo el apoyo económico que nos ha
dado su país”, en referencia a EEUU, y afirma que al expresidente George
W. Bush “la historia lo llevará al podio de los premiados” (13).
Además, existen grabaciones telefónicas que demuestran la coordinación
con diplomáticos norteamericanos en cada una de sus acciones de protesta
(14).
En la cobertura mediática no han faltado los tintes dramáticos. Había
pasado un solo día de la citada huelga de hambre, y numerosos medios ya
informaban de la gravedad del estado de salud de Marta Beatriz Roque
(15). Dos doctoras que acudieron a la casa de Roque, a petición de ésta,
desmentían cualquier anormalidad en su estado de salud (16). Sus
testimonios –sin embargo- no fueron de interés de los medios
internacionales.
Pero, si en algo han colaborado los grandes medios a la causa de la
llamada “disidencia” cubana, en estos ocho días, es en extender la idea
de que en Cuba, a pesar de las excarcelaciones de los últimos años,
siguen existiendo “presos de conciencia”. Algo que contradice la propia
Amnistía Internacional que, a fecha de hoy, no reconoce ningún preso por
delito de opinión en la Isla (17).
Y es que ocho días de una huelga de hambre en Cuba dan para mucho.
Especialmente para demostrar que el espacio informativo que merece
cualquier acontecimiento es proporcional a la importancia política que
tenga para los poderosos del mundo.