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WORKERS
Por G. Dunkel

Hay un debate velado en las salas de poder de Washington sobre si proseguir y cómo, la guerra de EE.UU./OTAN en Afganistán. Mientras tanto, el Gobierno de la vecina Pakistán está bloqueando una ruta de suministro militar vital para las tropas estadounidenses.

El comandante de las fuerzas estadounidenses en Afganistán, General John Allen dijo al New York Times el 20 de diciembre que una cantidad considerable de tropas estadounidenses se quedaría, incluso después de la programada fecha de retirada en 2014. Unos días más tarde, el presidente afgano Hamid Karzai anunció bajo la presión de Washington, que está de acuerdo con permitir a los talibanes establecer una oficina en Qatar para que negocien. (ABC News, 30 de diciembre)

Existe un apoyo significativo de la clase dominante para las negociaciones. Tanto el Fondo de los Hermanos Rockefeller como la Fundación Carnegie ayudaron a financiar una reciente propuesta detallada de la Fundación Century titulada “Afganistán: negociando la paz” sobre lo que implicaría un acuerdo de paz en Afganistán.

No está claro si todas las facciones del Talibán, tanto en Afganistán como en Pakistán, están dispuestas a negociar.

Al permitir que el Talibán establezca una oficina, Washington está admitiendo que el ejército estadounidense y sus aliados no pueden estratégicamente derrocar la resistencia afgana. Esto es cierto a pesar de las aproximadamente 98.000 tropas estadounidenses que ocupan Afganistán, junto a los 90.400 contratistas del Departamento de Defensa y los 30.000 soldados de aliados como Francia y Alemania. (Congressional Research Service, CRS, R40764 [Servicio Congresional de Investigaciones]).

Las cifras del CRS cuentan solamente las tropas en tierra — excluyen las Fuerzas Especiales y el personal de las fuerzas aérea y naval que están asignadas al teatro de guerra. Puede que también el CRS esté desestimando la cantidad de mercenarios, un nombre más exacto para los que el Departamento de Defensa llama “contratistas”.

El costo de mantener los niveles actuales de tropas más allá del 2014 resultaría muy alto. Hasta el 18 de marzo, el Congreso había aprobado $1,28 billones para todas las operaciones mayormente militares, que Washington justificaba como respuesta a los eventos del 11 de septiembre de 2001. Cerca de $444 mil millones de esa cantidad fueron gastados en Afganistán. Usando las predicciones de reducción de tropas del “plan de retirada” del 2014 del Presidente Barack Obama, los costos proyectados para todas estas operaciones hasta el fin del 2021 serían $1,8 billones. Esto dejaría todavía miles de “asesores y entrenadores” en tierra afgana. (CRS, RL33110).

Actualmente, el Depto. de Defensa está gastando alrededor de $6,7 miles de millones al mes en Afganistán. Así que, el mantener los niveles actuales hasta 2021 costaría aproximadamente de $250 a $300 miles de millones más, alcanzando un total de hasta casi $2 billones.

Estas cifras representan solamente lo que el Depto. de Defensa está dispuesto a admitir que gastó. Hace tres años en su libro sobre Irak, “La guerra de tres billones de dólares” (“The Three Trillion Dollar War”, el economista ganador del premio Nobel, Joseph E. Stiglitz, y Linda Barnes estimaron el costo de la guerra para EE.UU. de $3 a $5 billones. Recientemente, Stiglitz estimó otros $600 a $900 miles de millones en pagos futuros por incapacidad y cuidado de salud.

El costo y el impacto de 10 años de combate en Afganistán no han sido estimados por ser imposible recoger estadísticas allí de forma segura. Respecto al nivel de vida de la población, el Índice de Desarrollo Humano de la ONU, el cual mide en forma general el bienestar de la población de un país, clasifica Afganistán en el puesto 181 en un total de 182 países. La cifra de muertes maternas durante el parto — 1.600 a 2.000 por 100.000 nacimientos — son las peores en el mundo. También tiene la proporción más alta de gente con discapacidades como resultado de minas de tierra y por el polio. (Barnett Rubin, “The Fragmentatio of Afghanistan,” [La fragmentación de Afganistán], pág. xi)

Desde que el CRS hizo sus cálculos, un factor nuevo se añadirá a los costos futuros de la ocupación de Afganistán; la clausura por Pakistán de la frontera Pakistán-Afganistán a las caravanas de suministros estadounidenses, la cual empezó el 27 de noviembre. Pakistán impuso este bloqueo después de que días anteriores ataques aéreos estadounidenses mataran a 24 soldados pakistaníes. Washington se negó a pedir disculpas, y el pueblo pakistaní comenzó a bloquear las entregas a las tropas estadounidenses.

Después de cierres temporeros anteriores, el Pentágono reportó que el 30 por ciento de sus provisiones estaban entrando a través de Pakistán. Otro 30 por ciento de estas provisiones llega por avión, y el resto llega por camión y tren desde los puertos de Rusia a través de mucha de la tierra de Eurasia, llegando a Afganistán por Uzbekistán o Tayikistán. En un programa de NPR el 25 de diciembre, una tropa estadounidense dijo que un galón de petróleo entregado por esa manera a un cuartel aislado cuesta $100 ó más. Al seguir con esta ruta se elevarán los costos.

Un bloqueo continuado intensificará los costos de guerra aún mientras el Congreso estadounidense trata de imponer “austeridad” en todos los programas sociales en este país y se estanca la economía. ARTICLE

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