Avís important

L’1 de novembre de 2014, el Partit dels i les Comunistes de Catalunya va acordar la seva dissolució com a partit polític i la cessió de tot el seu capital humà, polític i material a una nova organització unitària: Comunistes de Catalunya.

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Foto: En León, en verano del 2010

                                       

 Ens ha deixat en Fabià Estapé. No hem trobat millors paraules per compartir amb vosaltres aquesta notícia que les que expressa la seva amiga i camarada nostra M.Àngels Martínez i Castells, a aquell que fou també antic col·laborador de la nostra publicació Avant, sota el pseudònim de Guillermo Wolff. Fabià, sempre amb tu.


 
Me lo dijo por teléfono, con voz emocionada, porque sabía que me gustaría poderlo compartir. Llevaba meses en su silla de ruedas, en León, pero de repente, con ese apremio que caracterizaba su voz cuando anticipaba buenas noticias, desgranó despacio, en tono casi conspirativo: “Hoy me he puesto en pie y he andado con mi cuidadora. Si el pueblo de Egipto se ha levantado y ha ocupado la plaza Tahrir, también yo voy a levantarme de mi silla de ruedas…”
Foto: Fabián Estapé, con Montse Lamarca, en un acto de Dempeus per la Salut Pública, marzo del 2010
Éste es el Fabián Estapé que NO nos presentan ahora, o si lo hacen, le otorgan izquierdismos “de los últimos tiempos”… cuando pongo la mano en el fuego que ese fue, de verdad, el Fabián Estapé de todos los tiempos. Interesadamente, ayer eran demasiadas las voces en TV3 que recordaban su paso por la Comisaría de los Planes de Desarrollo. Pero Fabián Estapé nunca lo ocultó. Si en alguna persona era posible, sin pasar los límites de la ética, estar y ser, ésta era Fabián Estapé. Porque los tiempos que le tecaron vivir (casi todos los tiempos) le quedaban muy pequeños. Y porque su extraordinaria lucidez e inteligencia (que nunca lo jusifica todo, y él era el primero en reconocerlo) desbordaba la pequeñez de un cruel franquismo gobernado por enanos, o incluso unos rectorados a los que debía inventar rectores para poblarlos a su medida.
Pocas voces desde las izquierdas tendrán plataformas para hablar de quien fue, según ellos, Fabián Estapé. Ni habrá demasiado espacio que no sea para la excentricidad, y seguirán en el clarosocuro personas tan importantes como Maite, la mejor de sus secretarias-amigas. Seguramente nos callaremos algunos de sus excesos, pero alguien tiene que reivindicar ese Fabián Estapé de CC.OO y UGT (porque no cabía en un sólo Sindicato), o tiene que recordar la amargura con que lamentaba no haber militado en el PSUC en la clandestinidad, no cuando ya era tiempo de aspirar a algún cargo o conseguir una pequeña prebenda. El Estapé amigo de Sacristán, de Jaime Gil de Biedma… Un Fabián Estapé que ayudó a conseguir visibilidad y estabilidad laboral a gente de izquierdas en tiempos difíciles, como a Miren Etxezarreta y a tantos otros, merecida y también inmerecidamente. El Estapé que en uno de sus ultimas venidas a Barcelona acudió en marzo del 2010 a un acto de presentación de un libro de Dempeus –porque Estapé era miembro de Dempeus desde su mismo inicio, en febrero del 2009, y así quiso que se dijera en acto de presentación del Ateneu Barcelonès.
Con la entrañable amiga Montse Lamarca, quien nos recordó –precisamente en la presentación del Pati Llimona, que Ernest Lluch, al día siguiente de conseguir aprobar su Ley de Sanidad Pública, le había dicho al Estapé: “Avui sí que he dormit tranquil!”. (Y pienso ahora en lo intranquilo que de nuevo dormiría con los ataques a la salud y a la sanidad públicas). Porque otra convicción que compartían Lluch y Estapé era la de que el siglo en el que estamos, el XXI, sería el de los cuidados… Seguramente por eso, cuando la ILP sobre la Fibromialgia y el Síndrome de Fatiga Crónica embarrancó en el Parlament de Catalunya por la cerrazón de algunos políticos, fue Fabián Estapé el que nos sugirió la manera de salir del lodo: “Pedid amparo al President del Parlament…” Cuando se lo transmitimos de su parte al President Ernest Benach, nos contestó: “es que Estapé puede con todo”.
                                                     Foto: con Lourdes Benería, marzo 2010
Pudo con casi todo, menos con la muerte. Pero aún así, le llegó prácticamente como él quería. De J. A. Schumpeter admiraba dos cosas: su obra y la forma cómo falleció, sin enterarse, mientras dormía. También en la muerte Fabián Estapé no quedó lejos de Schumpeter.
Ahora todo el mundo les dirá lo que escribió, y recuperará sus anécdotas más famosas, y todo el mundo lo reivindicará como “uno de los nuestros”. Pero habría que releer y seguir muy de cerca sus valiosas colaboraciones en La Vanguardia –que al final ya no gustaban tanto al “stablishment”, porque hablaba y reivindicaba a Marx y a Engels, y decía que fue un error la entrada en el euro, por cómo eran ya las políticas económicas de la eurozona cuando se entró …. De hecho, sólo Estapé (y quizás Gil de Biedma) supieron de verdad quiénes eran “los suyos”.
«Barcelona ja no es bona»
o mi paseo solitario en primavera
A Fabián Estapé
Este despedazado anfiteatro,
impío honor de los dioses, cuya afrenta
publica el amarillo jaramago,
ya reducido a trágico teatro,
¡oh fábula del tiempo! representa
cuánta fue su grandeza y es su estrago.
Rodrigo Caro
En los meses de aquella primavera
pasaron por aquí seguramente
más de una vez.
Entonces, los dos eran muy jóvenes
y tenían el Chrysler amarillo y negro.
Los imagino al mediodía, por la avenida de los tilos,
la capota del coche salpicada de sol,
o quizá en Miramar, llegando a los jardines,
mientras que sobre el fondo del puerto y la ciudad
se mecen las sombrillas del restaurante al aire libre,
y las conversaciones, y la música,
fundiéndose al rumor de los neumáticos
sobre la grava del paseo.
Sólo por un instante
se destacan los dos a pleno sol
con los trajes que he visto en las fotografías:
él examina un coche muchísimo más caro
-un Duesemberg sport con doble parabrisas,
bello como una máquina de guerra-
y ella se vuelve a mí, quizá esperándome,
y el vaivén de las rosas de la pérgola
parpadea en la sombra
de sus pacientes ojos de embarazada.
Era en el año de la Exposición.
Así yo estuve aquí
dentro del vientre de mi madre,
y es verdad que algo oscuro, que algo anterior me trae
por estos sitios destartalados.
Más aún que los árboles y la naturaleza
o que el susurro del agua corriente
furtiva, reflejándose en las hojas
-y eso que ya a mis años
se empieza a agradecer la primavera-,
yo busco en mis paseos los tristes edificios,
las estatuas manchadas con lápiz de labios,
los rincones del parque pasados de moda
en donde, por la noche, se hacen el amor…
Y a la nostalgia de una edad feliz
y de dinero fácil, tal como la contaban,
se mezcla un sentimiento bien distinto
que aprendí de mayor,
este resentimiento
contra la clase en que nací,
y que se complace también al ver mordida,
ensuciada la feria de sus vanidades
por el tiempo y las manos del resto de los hombres.
Oh mundo de mi infancia, cuya mitología
se asocia -bien lo veo-
con el capitalismo de empresa familiar!
Era ya un poco tarde
incluso en Cataluña, pero la pax burguesa
reinaba en los hogares y en las fábricas,
sobre todo en las fábricas – Rusia estaba muy lejos
y muy lejos Detroit.
Algo de aquel momento queda en estos palacios
y en estas perspectivas desiertas bajo el sol,
cuyo destino ya nadie recuerda.
Todo fue una ilusión, envejecida
como la maquinaria de sus fábricas,
o como la casa en Sitges, o en Caldetas,
heredada también por el hijo mayor.
Sólo montaña arriba, cerca ya del castillo,
de sus fosos quemados por los fusilamientos,
dan señales de vida los murcianos.
Y yo subo despacio por las escalinatas
sintiéndome observado, tropezando en las piedras
en donde las higueras agarran sus raíces,
mientras oigo a estos chavas nacidos en el Sur
hablarse en catalán, y pienso, a un mismo tiempo,
en mi pasado y en su porvenir.
Sean ellos sin más preparación
que su instinto de vida
más fuertes al final que el patrón que les paga
y que el salta-taulells que les desprecia:
que la ciudad les pertenezca un día.
Como les pertenece esta montaña,
este despedazado anfiteatro
de las nostalgias de una burguesía.