Homenaje a la constancia, la consecuencia y la firmeza de principios
JERÓNIMO CARRERA, UN JOVEN DE 90 AÑOS
- Por: Froilán Goyena. Especial para Tribuna Popular. -
Jerónimo Carrera, junto a su compañera y uno de sus nietos en la celebración de sus 90 años en Cantaclaro, sede del Partido Comunista de Venezuela
En el amanecer del segundo lunes de agosto, el 14, en la rural Cumaná de 1922, y en las vecindades de la iglesia de “Santa Inés”, “pegó”, sin salario pero sin hambre, en su trabajo por un mundo mejor, lanzando su primer alarido de protesta, el camarada Jerónimo.
Esto, mientras el general chopo ‘e piedra y gomecista Juan Alberto Ramírez, jefe de los chácharos en el Estado Sucre, sonreía en una de sus “charas” a orillas del Manzanares, mientras saboreaba su cafecito mañanero..
La escuela del profesor “Bolivita” le enseño la primaria.
Trinidad lo acunó para la secundaria y le abrió los ojos para mirar más allá del Caribe.
Cumaná, años más tarde, lo vinculó con el pueblo, y Caracas terminó de borrarle el cascarón superfluo del provincianismo.
Un poco después de haber finalizado la segunda guerra mundial, viajó a París, vía Nueva York, y allí, abrazado a su apurado aprendizaje con la juventud revolucionaria y a su sensibilidad social, fue conducido a militar en el histórico y heroico Partido Comunista Francés.
En 1947, al organizar el primer Festival Mundial de la Juventud, que se celebraría en Praga, Checoeslovaquia, se enlazó con la para entonces novel Juventud Comunista de Venezuela.
Posteriormente, el camarada Jesús Faría, en una de sus visitas a Europa a fin de participar en una reunión sindical, lo trajo al Partido Comunista de Venezuela, organización a la que, desde entonces, nunca ha dejado de pertenecer.
60 años, al igual que 90, se dicen rápido, pero –aunque un gran pensador acertadamente dijo que vivir muchos años no es un mérito sino un privilegio–, poder tener la frente en alto, luego de nueve décadas de existencia, sin tener nada de qué avergonzarse y manteniéndose inquebrantable por 65 años en una sola militancia ideológica, el marxismo-leninismo, y una sola militancia orgánica, en el PCV, es sin duda un mérito.
Regresó a Venezuela y como activo militante concurrió vivamente a la lucha contra la dictadura de Pérez Jiménez, lo que le acarreó prisión en la cárcel modelo de Caracas.
Fundó sindicatos de obreros y empleados en la General Motors y en la General Electric de Venezuela.
Por muchos años estuvo trabajando en la actividad sindical del Partido y contribuyó a la creación de la Confederación de Trabajadores de Venezuela y a la Central Unitaria de Trabajadores de Venezuela (CUTV).
Claro, nada de esto era desconocido por el gobierno de Rómulo Betancourt, durante el cual fue preso nuevamente en la Penitenciaría de San Juan de Los Morros.
Más tarde se graduó de Licenciado en Estudios Internacionales, en la Universidad Central de Venezuela, y años después fue profesor en ella.
Formó parte, como representante de la CUTV, en la Federación Sindical Mundial (FSM), al mismo tiempo que desempeñó la delicada tarea de relaciones internacionales de las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN) en Europa, actividad que le permitió relacionarse con casi todos los revolucionarios del mundo que participaron en esas lides, además de trabajar en representación del PCV en la redacción de la Revista Internacional, de los Partidos Comunistas y Obreros, ampliando y fortaleciendo su concepción del internacionalismo proletario.
Durante décadas integró la Comisión Internacional del PCV, junto a camaradas de la talla de Eduardo Gallegos Mancera.
Ha sido, y es, un consuetudinario columnista en diferentes periódicos diarios, semanarios y revistas venezolanas e internacionales.
Cumplió la importante y vital tarea de ser el Director del órgano del Comité Central, el periódico Tribuna Popular.
Su consecuente militancia lo ha llevado a ser electo como miembro del Comité Central del PCV por más de cuarenta años, eventualidad que lo transforma en un actor de primera línea en el acontecer político de la Venezuela contemporánea.
A la muerte de nuestro querido camarada Pedro Ortega Díaz, en febrero de 2006, Jerónimo es designado, a regañadientes, en Presidente del decano de los Partidos políticos venezolanos, el Partido Comunista de Venezuela, cargo que aun ejerce.
No es poca cosa, y adquiere mucho mayor relevancia cuando ese dilatado quehacer político conlleva: lealtad a los principios del socialismo científico; apego a la línea del Partido, responsabilidad ante el trabajo y lucha contra la mediocridad generada por los aduladores.
Sin duda que Jerónimo –como es llamado cariñosamente por sus camaradas y amigos, y con respeto por quienes piensan distinto–, es ante todo un revolucionario orgánico que sigue luchado, con juvenil tenacidad y pasión, por el derrocamiento del capitalismo, merced a la organización de la clase obrera para que tome conciencia de su papel demoledor de la sociedad burguesa y actúe en consecuencia.
Jerónimo, animoso combatiente por la Paz, es un ejemplo para las nuevas oleadas de camaradas que comienzan su lucha por un mundo nuevo.
Celebramos, más que su prolongada vida –nada despreciable–, su larga, recta y combativa militancia en las filas del comunismo venezolano.
Salud camarada!