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L’1 de novembre de 2014, el Partit dels i les Comunistes de Catalunya va acordar la seva dissolució com a partit polític i la cessió de tot el seu capital humà, polític i material a una nova organització unitària: Comunistes de Catalunya.

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El PCdoB apoya la conducta política de la presidenta Dilma Rousseff de escuchar a la calle y de buscar atender a las reivindicaciones con agilidad. Mientras no se destine un volumen considerablemente mayor de recursos e inversiones para el Sistema Único de Salud (SUS), sobre todo para quienes más lo necesiten – los trabajadores y los pobres –, diariamente van a seguir sufriendo un verdadero vía crucis por una consulta, por un examen, sin hablar de las operaciones. Mientras la educación pública no tenga más recursos, el Pueblo verá a sus hijos con el futuro comprometido. Nota de la Comisión Política Nacional del PCdoB: Es necesario aprovechar la energía de las calles para unir fuerzas progresistas por más conquistas para el pueblo
En la última semana, han estallado manifestaciones sociales masivas y espontáneas en varias capitales y ciudades del país, con la presencia destacada de la juventud estudiantil. Como hace mucho que no sucedía, la política nacional fue marcada por una vigorosa protesta de las calles, inicialmente en contra del aumento de las tarifas del transporte público, pero que rápidamente asumió banderas más amplias como las reivindicaciones por mejores servicios públicos de salud, educación, movilidad urbana y en contra de la corrupción. Tomando en cuenta estos acontecimientos, el PCdoB reafirma la posición que ha adoptado desde que empezaron estas manifestaciones: el gobierno y las fuerzas progresistas necesitan escuchar atentamente a la voz de las calles y tienen que empeñarse en atenderla. Al mismo tiempo, los comunistas rechazan los actos de violencia, vandalismo y destrucción que nada tienen que ver con el brío y el espíritu patriótico de la mayoría de los manifestantes.

Los hechos desencadenantes de las grandes manifestaciones ocurrieron en la ciudad de São Paulo con el movimiento por la reducción de las tarifas del transporte público. El día 13 de junio, la Policía Militar, bajo el comando del gobierno del estado de São Paulo, del PSDB, lanzó una truculenta represión contra los manifestantes. Este acto de violencia despertó la conciencia democrática de miles de personas y, desde entonces, en olas crecientes emergieron manifestaciones en varias capitales del país e incluso en municipios del interior. El punto culminante de ellas, hasta la fecha, ocurrió el último día 20, cuando se calcula que más de un millón de personas salieron a la calle. En la medida en que se configuraron como un movimiento espontáneo, los grandes medios intentaron, de un modo oportunista, “asumir el control” de tales manifestaciones, manipulando el significado y buscando dirigirlas en contra del gobierno de la presidenta Dilma Rousseff. Estimularon la equivocada hostilidad y aversión a los partidos políticos, incluso protegiendo a deplorables actos de agresión a militantes de partidos de izquierda, promovidos por pequeños grupos de la extrema-derecha.

Objetivamente, debido al fuerte eco en Brasil y en el exterior, las marchas han trascendido las calles hasta llegar al centro de la política nacional. Debido a esto, la presidenta de la República, el último día 21, hizo un importante discurso a la Nación en el cual destacó, correctamente, que las manifestaciones “enseñan la fuerza de nuestra democracia y el deseo de avanzar de la juventud de Brasil”. En cuanto a las posibilidades desencadenadas por esta lucha en curso, ella dijo que era necesario aprovechar el vigor de las calles “para producir más cambios que beneficien al conjunto de la población brasileña”. Posteriormente, el día 24, sistematizó la propuesta de un pacto, involucrando a gobernadores, alcaldes, partidos y líderes del movimiento social. Este pacto, según ella, tiene como objetivo dar una respuesta concreta a las reivindicaciones que vienen de las calles y que tratan los siguientes temas: responsabilidad fiscal, para mantener la estabilidad de la economía y el control de la inflación; propuesta de un debate sobre la convocatoria de un plebiscito que elija una Asamblea Constituyente para hacer una reforma política democrática; proyecto que tipifique a la corrupción como crimen deleznable; mejoría del sistema de salud del país, acelerando las inversiones; mejorar la calidad del transporte público y crear el Consejo Nacional del Transporte Público, con participación de la sociedad y de los usuarios; y, finalmente, más recursos para la educación destinando el 100% de los recursos de los royalties del petróleo.

El PCdoB apoya la conducta política de la presidenta Dilma Rousseff de escuchar a la calle y de buscar atender a las reivindicaciones con agilidad. Mientras no se destine un volumen considerablemente mayor de recursos e inversiones para el Sistema Único de Salud (SUS), sobre todo para quienes más lo necesiten – los trabajadores y los pobres –, diariamente van a seguir sufriendo un verdadero vía crucis por una consulta, por un examen, sin hablar de las operaciones. Mientras la educación pública no tenga más recursos, el Pueblo verá a sus hijos con el futuro comprometido. De la misma manera, la pésima calidad de vida en los centros urbanos impone la necesidad de una amplia Reforma Urbana que garantice vivienda digna, saneamiento ambiental, movilidad - principalmente transporte público eficiente y barato. También es necesario garantizar al Pueblo el derecho a la paz y a la seguridad, una vez que la violencia acaba con la vida de miles de brasileños, especialmente jóvenes.
El PCdoB también está de acuerdo con la presidenta que plantea que es necesario romper el cerco del conservadurismo y realizar una reforma política democrática escuchando a amplios sectores de la sociedad. Una reforma que abra las puertas de la política para el Pueblo y que pueda inhibir la influencia del poder económico en los procesos electorales, con la adopción de la financiación pública exclusiva de las campañas; una reforma que fortalezca a los partidos políticos y que instituya formas de democracia participativa y directa. Finalmente, el Partido apoya un combate aún más severo a la corrupción y que este tipo de crimen sea considerado deleznable.

Los grandes medios inundan a la opinión pública con un sinfín de análisis sobre la razón y el sentido de las grandes manifestaciones ocurridas. Pero la gran mayoría de estas valoraciones son una pura falsificación y hacen creer que el ciclo progresista iniciado en el 2003 está superado. Para el PCdoB, las manifestaciones son justamente producto de este ciclo político de las fuerzas democráticas y progresistas. En los últimos diez años, el Pueblo obtuvo conquistas, elevó su nivel de conciencia política y el país respira democracia. Las manifestaciones son parte del legado de este último decenio: una población que se levanta, dispuesta a luchar por sus derechos y por un Brasil mejor. La voz de la calle dice que las conquistas iniciadas no pueden parar y que los cambios necesitan ser acelerados, una vez que una década de cambios es insuficiente para superar a la enorme inequidad social heredada de siglos de historia.
La oposición de derecha y los grandes medios pretenden incitar aún más a la lucha política contra el gobierno y si posible fomentar una grave crisis política. Esta estratagema de la derecha no puede ser minimizada, pero el PCdoB está convencido de que este intento oportunista puede y será derrotado.
Al contrario de lo que trama la derecha, el gobierno podrá salir de este proceso fortalecido. El camino fue apuntado por la misma presidenta Dilma Rousseff: aprovechar el vigor de las manifestaciones para que más cambios ocurran en beneficio del Pueblo. La realidad política creada por las calles en ebullición puede ayudar a gestar y formar un nuevo bloque de fuerzas políticas y sociales progresistas y populares, de todo el que esté comprometido con una plataforma que impulse el desarrollo y el progreso social. Este nuevo bloque se constituirá alrededor de una plataforma que dé respuesta a las exigencias de la calle y a la realización de las reformas democráticas sin las cuales los cambios no avanzan. Para el PCdoB, además de las banderas ya propuestas por la presidenta, son urgentes la reforma de los medios de comunicación, la reforma del sistema judicial y la reforma tributaria progresiva que invierta la lógica reinante por la cual los que pagan los impuestos son los trabajadores y los más pobres. Una reforma que grave a las grandes fortunas y que sea factor de combate a las desigualdades.
Las grandes movilizaciones de masas crearon una situación política inestable y nueva, cuyo resultado aún está por descubrir. Se están disputando su sentido y su rumbo. Y tal situación exige movilización y acción del campo político democrático y popular, principalmente de la izquierda, para que efectivamente avancen los cambios, fortaleciendo al gobierno y al liderazgo de la presidenta Dilma Rousseff.
Brasília, 25 de junio de 2013 Comisión Política Nacional del Partido Comunista do Brasil (PCdoB)