Cataluña: Libertad y derechos sociales
Joan Josep Nuet….
Buenas tardes a todos. Quiero en primer lugar hacer tres agradecimientos: el primero al
Col•legi de Periodistes por acoger este acto; en segundo lugar a las palabras de presentación
del periodista Ramon Miravitllas y, en tercer lugar, a la presencia de hombres y mujeres de la
izquierda social y política de nuestro país.
Quiero condenar la agresión fascista a la delegación del Gobierno de la Generalitat en Madrid.
Ninguna indiferencia ante el fascismo.
En primer lugar quiero hacer una valoración del 11 de Septiembre de este año.
Sin duda hemos asistido a una movilización cívica, masiva, pacífica y democrática de una parte
muy importante de la sociedad catalana que, igual que las manifestaciones de julio de 2010 y
del 11 de Septiembre de 2012, marca el camino de un pueblo que quiere decidir, sí o sí, su
futuro.
No podemos permitir pues que este anhelo sea utilizado con finalidades partidistas que buscan
mantenerse en el poder para seguir estrangulando a nuestro pueblo con los recortes y la
sumisión al poder financiero.
Un pueblo empoderado ya no debe pararse y ha de reclamar decidirlo todo, sin límites.
Tampoco aceptamos que las opciones legítimas de partes muy importantes de la sociedad
catalana sean manipuladas por el PP utilizando las denominadas “mayorías silenciosas” que no
salieron a la calle, enfrentándolas a la movilización del miércoles. Ya está bien de jugar con las
identidades de forma irresponsable, queremos una sociedad libre y plural, amiga de otros
pueblos i socialmente justa e inclusiva.
Es necesario que el gobierno español escuche y se apreste a respetar y dialogar, y que la
sociedad española comprenda que, fruto de estas movilizaciones, no esperamos nada más que
pueblos más libres y sociedades más justas, democráticamente articuladas.
No creemos en la palabra ni del presidente Mas ni del presidente Rajoy, porque no confiamos
ni en que Mas pueda liberar Cataluña ni en que Rajoy pueda regenerar España. Sólo les
pedimos que acuerden dar la palabra al pueblo y que de ninguna manera rebajen el Derecho a
Decidir para favorecer sus cálculos electorales. No hubo “mayoría extraordinaria” y las
pretendidas “elecciones plebiscitarias” son un intento de fraude a la voluntad de decidir del
pueblo de Catalunya.
Permitidme hacer una previa al tema central que hoy nos ocupa. Quiero manifestar mi repulsa
absoluta a una intervención militar extranjera en Siria. De aquellos que aseguraban con
vehemencia que había armas de destrucción masiva en Irak, hoy no podemos creer que son
portadores de la democracia y el progreso para el pueblo sirio; más bien llevan nuevas y más
crueles formas de dominación que las actuales, siempre movidas por el lucro y la sumisión de
los pueblos. Cierro el paréntesis.
No es mi intención en esta conferencia titulada ‘Cataluña: Libertad y derechos sociales’ hacer
un análisis exhaustivo de la situación de Cataluña ni mostrar una ristra de datos políticos,
sociales y económicos que expresarían científicamente la preocupación que siento por la
situación del país. Creo que la conferencia celebrada en este mismo escenario por el
compañero Jordi Miralles el 8 de mayo de 2012, titulada ‘Cataluña hoy: Unidad y alternativas’, o los documentos políticos de la 6 a Asamblea Nacional de EUiA ya expusieron acertadamente
cómo estábamos hace un año. Hoy es constatable que estamos peor en todos los sentidos:
paro y precariedad laboral, pobreza y malnutrición infantil; desindustrialización y falta de
inversión en I + D + i; fraude fiscal y corrupción política; desmantelamiento de los sistemas
públicos de salud y educación; desahucios y falta de vivienda pública y alquileres sociales;
aumento desorbitado de las tasas universitarias; ataque al poder local y recentralización, etc.
El déficit social que padece Catalunya equivale a 7,6 puntos porcentuales de su PIB y sólo una
pequeña parte podría ser atribuida al déficit fiscal que soporta respecto al resto del Estado. La
mayor parte de este déficit social debe atribuirse a la política fiscal regresiva aplicada tanto por
gobiernos del PSOE como del PP, siempre con el apoyo de CiU. Y si a ello le sumamos las
escandalosas cifras del fraude fiscal, la cantidad que aparece sí que constituye un verdadero
expolio. Pero en este caso beneficia a unos sectores sociales y económicos muy determinados,
en contra de la mayoría de la ciudadanía, y especialmente de las capas medias y sectores
populares.
El Área de Economía de EUiA, encabezada por el compañero David Rodríguez, ha
elaborado un informe que haremos público en las próximas semanas. Confeccionado a partir
de datos oficiales, demuestra que como máximo un 16% del fraude social que padece Cataluña
se debe al sobredéficit fiscal de Cataluña con España, o sea, un mínimo del 84% del déficit
social se debe a la desfiscalización (rebajas a los ricos) y al fraude, que están en el corazón de
las opciones votadas y elegidas por CiU y el PP, especialmente.
Si este aspecto que acabo de mencionar no sufre reformas y cambios radicales, la palabra
“soberanía” se convierte en papel mojado o en arenga para incautos patriotas al servicio de
intereses muy particulares alejados del bien común.
Nos encontramos en un momento en que hay que tomar decisiones: como personas, como
formaciones políticas y como sociedad. En mi caso, no me resigno a contemplar cómo el
sistema, en base a la generalización de sus comportamientos especulativos y corruptos, intenta negar la política como forma de transformación de la realidad. Lo que se pretende
verdaderamente es que, en ausencia de política y mediante el populismo y el fascismo, las
formas de dominación puedan gobernar esta situación de crisis de la vieja política, impidiendo
la aparición de una alternativa y dando tiempo así a la recomposición del viejo sistema.
Después de seis años de crisis, cada vez más gente sabe que las políticas de especulación
económica y el sistema político que las ha sustentado, que nos llevaron a la crisis en 2008,
difícilmente nos sacarán este 2013 o el 2014. Y también sabe que ha llegado el momento de
levantar la bandera de una alternativa global para no ser condenados, no ya a vivir peor que
nuestros padres, sino, al paso que vamos, a vivir peor que nuestros abuelos.
La crisis que sufrimos tiene una triple expresión: es social, es democrática y es nacional. Hay,
pues, que construir la alternativa en cada uno de estos ámbitos. Por eso quiero centrar este
preciado tiempo del que dispongo y toda su atención en dar elementos para esta alternativa. Lo haré en cuatro apartados:
1. Frente la crisis social hay la Cataluña de todos los derechos.
2. Frente la crisis democrática necesaria la Cataluña de la regeneración democrática.
3. Frente la crisis nacional es necesaria la Cataluña libre y de un solo pueblo.
4. Cabe desde Cataluña aportar unidad para la ruptura democrática.
1. La Cataluña de todos los derechos
No podemos entender una Cataluña plena sin un país cohesionado socialmente y con un
amplio protagonismo de los sectores populares de nuestro pueblo, donde para nosotros el
papel de la clase trabajadora debe ser medular.
Creemos en una política que beneficie al conjunto de la ciudadanía y que aísle a los sectores
más especulativos, corruptos y oligárquicos. Estos son los verdaderos protagonistas activos de
la crisis, que no creen ni en una economía productiva ni en una democracia plena al servicio de
un crecimiento socialmente justo y ambientalmente sostenible.
Pensamos que los 26 años de gobiernos de CiU en Cataluña han profundizado este modelo
insensible socialmente y que dentro de la crisis actual han aumentado cualitativamente su
rumbo hacia un verdadero ‘cambio de modelo’, que sentencia el limitado estado del bienestar
que hemos fruto en los últimos 30 años.
Todos los derechos humanos son la base de civilización de nuestra sociedad y Cataluña
dejaría de ser en la medida en que no desarrollara plenamente este anhelo.
No aceptamos la idea de “primero el país” y luego ya definiremos cómo y quién lo gobierna.
Para nosotros, Cataluña y la propia democracia están intrínsecamente vinculadas a una
cohesión social sin la cual las palabras Cataluña y democracia tendrían otro sentido, donde no
nos sentiríamos reconocidos.
Aspiramos a que juegue un papel protagonista nuestro pueblo, empoderado, organizado, activo y crítico. A que no haya diferencia entre política y sociedad civil, ya que la sociedad civil
críticamente organizada representa una categoría suprema de la política y las fuerzas y los
proyectos políticos no surgen de forma independiente de este asunto.
Es por ello que la agenda política debe estar marcada y supeditada a la movilización y a la
alternativa ciudadana y ésta debe nutrir la política, y no que la política busque “fichar”
destacados dirigentes sociales.
Estoy convencido que las movilizaciones sindicales, democráticas, nacionales y sociales de
todo tipo de los últimos seis años están construyendo o han construido una alternativa
programática. Que sólo habría que sumar, articular y contrastar para tener un verdadero
itinerario de cambio radical.
Este es un rasgo común de la izquierda social y política alternativa: la defensa de un Programa
para la mayoría de Cataluña, que no se si podríamos resumir en 20 o 30 puntos de oposición a
las políticas de estabilidad presupuestaria, recortes y austeridad, de auditoría pública y
ciudadana de la deuda con el impago de la parte que se considere odiosa, de erradicación del
fraude fiscal y una alternativa fiscal progresiva para desarrollar todos los derechos sociales en
un nuevo marco económico, presidido por un cambio del modo de producción, distribución y
consumo.
Ésta es para nosotros la parte inseparable y fundamental de la Cataluña Nación que
concebimos. Y es por este objetivo, y no por ningún otro, que queremos desarrollar nuestro
proyecto de país: la felicidad y el pleno desarrollo de todos los hombres y todas las mujeres
que viven en Cataluña. No nos dirige hacia otro objetivo ni la nación tiene para nosotros otro
sentido.
Esta mañana, charlando con mi amiga Àngels Martínez Castells hemos comentado una lúcida
reflexión de Manuel Sacristán que ahora os quiero citar:
“La nacionalidad es, por de pronto, un conjunto de rasgos del individuo, un bloque de
características lingüísticas, culturales y principios, que constituyen su modo de ser… Todo eso
es realidad, incluso es realidad cotidiana del individuo. Lo que no es vida real de cada cual,
sino aparato ideológico de dominio sobre los individuos, es la serie de ideas especulativas
postuladas para gobernar esa realidad, como la idea de destino nacional, la de derechos
históricos, el orgullo de patrimonio imperial, etc. Ningún individuo, ni ningún pueblo tiene más
sentido que el de vivir, incluyendo en el vivir la muerte. Todas las vestimentas patriotas, son
ideología y falsa consciencia encubridora de dominio”.
Manuel Sacristán, ‘El orden y el tiempo (Introducción a la obra de Antonio Gramsci)’.
2. La Cataluña de la regeneración democrática
Hay una forma de hacer política y de organizar la vida pública en nuestra sociedad que ha
tocado techo. No es la democracia la que está en cuestión pero sí las formas políticas de lo
que llamamos la 2a Restauración Borbónica (1975-78).
De igual manera que tras la 1 a Restauración Borbónica (1873), un sistema bipartidista –casi
perfecto en el conjunto de España e imperfecto en Cataluña– ha gobernado buena parte de los
últimos 37 años. Si al principio tanto el proceso democratizador en todos los ámbitos como el
sistema de partidos significaron un avance positivo – especialmente si los comparamos con el
periodo de la dictadura franquista–, al cabo de los años han ido convirtiéndose en corsé de
derechos y libertades y de la propia democracia, encajando la participación en cada vez más
estrechos mecanismos hoy ya claramente dominados por formas oligárquicas, corruptas,
burocráticas y opacas a la transparencia y la crítica.
Los casos de corrupción y clientelismo que en el último período han afectado especialmente al
PP y CiU no han sentado en el banquillo de los acusados sólo a personas afectadas por casos
aislados, sino a un verdadero sistema basado en la especulación y la corrupción como manera
de entender la política y la economía: dos caras de una misma moneda sistémica. En esta
‘puerta giratoria’ con papeles intercambiables entre corruptos y corruptores hay un
denominador común: el discurso ideológico de estos partidos y personajes que nos han querido hacer creer que no hay alternativa posible a cómo se han hecho las cosas, que todos hemos vivido por encima de nuestras posibilidades y ahora toca repartir las culpas de lo que ha salido mal y que, en definitiva, “todos somos iguales”.
La preeminencia del rol institucional en la articulación de la soberanía popular es otro de los
paradigmas que se está hundiendo. Hoy queda más claro que la participación popular
democrática debe tener muchos y diversos canales de expresión, no sólo el voto cada cuatro
años y un sistema de representación democrática tan limitado. Para la cultura política que yo
represento, los marcos de construcción de un verdadero poder popular deben ser
especialmente potenciados en la esfera de la sociedad civil. La expresión institucional es
importante y necesaria, pero debe estar amparada por una visión mucho más amplia de
democracia política, económica, social y cultural.
El debate que hay en Cataluña y España y que también está presente en muchos países de
Europa es si dejamos de nuevo a la vieja política protagonizar nuestro futuro o la fuerza de la
ciudadanía exige y protagoniza un cambio de política y de políticos.
3. La Cataluña libre y de un solo pueblo
Cataluña debe poder decidir libre y democráticamente su encaje como pueblo con otros
pueblos de España y Europa, pero como muy bien afirmaba el federalista y republicano Pi y
Margall: “Entre soberanos sólo puede haber pactos”.
Por tanto hay que decir que, así como dibujamos nuevas perspectivas sociales y democráticas
para nuestro pueblo, es evidente que este anhela también un nuevo marco de convivencia con
otros pueblos vecinos. Y si la restauración borbónica ya no es garantía para el desarrollo social
y democrático, tampoco el marco del Estado de las Autonomías lo es para la dimensión
nacional de Cataluña.
Mi tradición política bebe de figuras de la izquierda catalana que a lo largo de los años supieron
ir expresando un pensamiento de elaboración propia bien conectado con las corrientes de
pensamiento que atravesaban Europa y el mundo. El federalismo, el republicanismo y el
socialismo encontraron formulaciones bien arraigadas en Cataluña, desarrollando propuestas
que en demasiadas ocasiones se han menospreciado u olvidado. Figuras como Pi y Margall,
Joan Comorera o Andreu Nin, por citar sólo algunos, también hoy pueden ayudarnos a fijar una
hoja de ruta osada como pueblo, pero inseparablemente vinculada a la mayoría social del
mismo.
En primer lugar, quiero dejar clara mi apuesta inequívoca por el ejercicio concreto del derecho
de autodeterminación del pueblo de Cataluña. Debe celebrarse una consulta o referéndum lo
antes posible, una vez se den las condiciones técnicas, políticas y democráticas que veo
posibles dentro de esta legislatura, concretamente en el año 2014.
La fecha de la consulta no es el problema; nos gustaría y es posible en el 2014, pero si hay
acuerdo con otra fecha nos encontraréis sin problemas. Pero que no nos busque nadie para
desdibujar la fecha y encontrarnos con que nos dan gato por liebre, “elecciones plebiscitarias
por consulta”.
En segundo lugar, creo que debe prevalecer la cohesión social de nuestro país en el ejercicio
de este derecho democrático, manteniendo la mayoría social que apuesta por el derecho a
decidir y que se manifiesta básicamente en propuestas de más autogobierno para Cataluña o
en posturas independentistas, todas ellas coincidentes en la voluntad de repensar la relación
del país con España y Europa.
Las diferentes encuestas del CIS y del CEO evidencian que aproximadamente un 75% de
ciudadanos de Cataluña apuestan por este nuevo estadio, repartiéndose hoy el
independentismo un 40% y lo que yo llamo ‘nuevo federalismo’, un 35%. El 25% restante o
quiere un mantenimiento de la situación actual o una recentralización en el Estado español,
casi a partes iguales.
En tercer lugar, considero que para mantener este bloque ‘no centralista’ necesitaríamos tres
elementos:
1. Una gestión unitaria y plural, protagonizada por el Parlamento y la sociedad civil, del proceso
hacia la consulta o referéndum y su concreción.
2. Una pregunta clara que dé perspectiva al conjunto del bloque; la pregunta debe dar
cumplimiento a las perspectivas del ‘nuevo federalismo’ y del independentismo como mínimo.
3. Una perspectiva conjunta también unitaria y plural para la aceptación democrática del
resultado de la consulta o referéndum y para la gestión del día después.
Para preservar la unidad de nuestro pueblo y el papel destacado de los sectores populares en
la definición de una construcción nacional inclusiva y de progreso social, hoy es una obligación
política de la gente progresista de nuestro país participar activamente en:
1. La concreción democrática del derecho a decidir, aislando los sectores políticos y sociales
que no aceptan que nuestro pueblo participe en esta decisión.
2. Colocar la opción federalista y republicana de forma clara e inequívoca primero junto al
ejercicio del derecho a decidir y, después, junto a una nueva propuesta de convivencia entre
pueblos de España y Europa, que rompa con la situación actual y abra un triple marco
constituyente: en Cataluña, en España y en Europa.
Las izquierdas catalanas debemos trabajar juntas en la doble perspectiva de definir el marco de la consulta o referéndum y los procesos constituyentes que se puedan derivar de la gestión
posterior del resultado.
Estoy convencido que en Cataluña las izquierdas sociales y políticas podemos articular una
propuesta popular que, desde una República catalana para la mayoría social del país, abra un
nuevo marco social y político. También estoy convencido de que esta República catalana
puede establecer un nuevo marco de convivencia con los pueblos de España e influir y aportar
una redefinición radical del actual proceso de integración europeo, ya que nosotros apostamos
por otra Europa bien distinta a la definida los tratados y las instituciones europeas actuales. Es
impensable que sin introducir cambios radicales en el modelo neoliberal de construcción
europea poda- mos pilotar de forma exitosa cambios políticos, sociales y económicos a favor
de una mayoría social de progreso en España y en Cataluña.
Las izquierdas catalanas federalistas e independentistas tenemos que participar ac- tivamente
en la articulación de la consulta o referéndum. Las izquierdas catalanas federalistas, desde
nuestra plena implicación, debemos definir un nuevo marco de convivencia entre pueblos libres e iguales –un nuevo “pacto” como decía Pi y Margall–, haciendo inseparables la dimensión social y nacional del mismo.
Nosotros, como Esquerra Unida i Alternativa, mantenemos relaciones de hermandad con
Izquierda Unida, con otras fuerzas políticas de izquierdas del estado y con el Partido de la
Izquierda Europea; estamos convencidos que estas relaciones nos ayudarán a articular estas
nuevas propuestas de convivencia entre pueblos dentro unos nuevos marcos constituyentes.
Igual que es impensable y no deseable olvidar las influencias hacia afuera y hacia adentro que
este proceso puede tener para el conjunto de los pueblos de Europa, igual y más pasa con los
pueblos de España. Nosotros como proyecto político, al igual que somos europeístas
defendemos un proyecto federal por el conjunto de los pueblos de España y todo ello forma
parte, al mismo tiempo, de nuestra vocación internacionalista. Aspiramos, pues, a redefinir la
convivencia entre pueblos, donde naciones y estados puedan rearticular en nuevas relaciones
entre libres e iguales, donde unos Estados Unidos de Europa o una España federal podrían
contar con la participación de una República catalana solidaria.
Cuando hablamos de ‘nuevo federalismo’ como respuesta federal actualizada a la situación de
las relaciones entre Cataluña, España y Europa, no lo hacemos en términos inventados. Vamos
en primer lugar a las raíces liberales del federalismo en Cataluña y España, tan próximas a los
términos de libre decisión de los individuos y de los pueblos. Y en segundo lugar queremos
reconectar el federalismo a la tradición intelectual clásica más cercana a las situaciones
plurinacionales, la representada por Althusius y Montesquieu. Este último desarrolla su “pacto
federal” como “preservación de la pluralidad de las identidades particulares de los sujetos del
pacto” (Ferran Requejo y Miquel Caminal, 2009).
El federalismo plurinacional desarrolla los principios de “pluralismo nacional” y “división federal
de poderes” sustituyendo el concepto “estado soberano”, que ha identificado la formación y
evolución del Estado moderno, por la “unión federal de estados y naciones sobre la base de la
soberanía divisible y compartida “(Miquel Caminal, 2009).
La derecha española quiere romper nuestro pueblo y nuestra clase con este debate y sería un
error profundo abrazar su ideario conservador y centralista. Al mismo tiempo, hoy las corrientes de ‘federalismo centralista’ no sólo no sirven a la situación de Cataluña y España, sino que en la práctica han sido fagocitadas en los últimos años por la hegemonía del pensamiento conservador y por las prácticas chovinistas de la derecha española.
La izquierda catalana puede liderar este proceso en Cataluña si acepta la nueva situación, con
el fin de la transición de la Constitución del 78 y la crisis del neoliberalismo, manteniendo los
espacios de pluralidad ideológica y las nuevas apuestas federativas para España y Europa.
4. Unidad para la ruptura democrática
Siempre hemos reconocido la pluralidad de las izquierdas catalanas, fruto de la propia
pluralidad de la clase y los sectores populares del país. Este sigue siendo un valor positivo de
nuestra sociedad.
Ya hace tiempo que venimos asistiendo a la crisis global del capitalismo más importante de los
últimos 80 años y este hecho, al igual que el balance de la actitud de las izquierdas frente a las
políticas neoliberales, llena de experiencias concretas nuestras acciones y reflexiones.
Hoy hay que liderar una propuesta para la ruptura democrática, un periodo constituyente para
construir una propuesta de estado social, democrático y de nueva convivencia entre pueblos
libres. Es por ello que, frente a esta excepcional coyuntura, no podemos hacer propuestas
conservadoras en el sentido de ir haciendo y preservar las ganancias institucionales
acumuladas, o incluso abordar el crecimiento que nos auguran las encuestas. Es necesaria
una propuesta a la altura de estos tiempos.
Desde EUiA hicimos una propuesta a la sociedad catalana en nuestra 6 a Asamblea en junio de
2012: un ‘Nuevo Espacio’ de la izquierda social y política en Catalunya que, posteriormente, ha
tenido y tiene reflejos en varias fuerzas políticas y sociales de nuestro país. Del contenido y la
forma de articulación de este espacio, hemos hablado en los puntos 1o y 2o como respuesta a
la crisis social y democrática, y su arraigo en Cataluña está contrastado en el punto 3 como
respuesta a la crisis nacional.
Ha sido especialmente alentadora para nosotros la propuesta de la 10a Asamblea Nacional de
Iniciativa per Cataluña-Verds de avanzar en la concreción de un ‘Nuevo Sujeto Político’ de la
izquierda catalana y que su co-coordinador nacional, el compañero Joan Herrera, manifestara –
en julio pasado en nombre del Consejo de Gobierno de la coalición ICV-EUiA– la voluntad de
empezar a concretar esta propuesta desde un punto de vista programático y de estructura
organizativa.
Al mismo tiempo, hemos mantenido en el último año encuentros y reflexiones con- juntas con
todo tipo de organizaciones sociales y políticas para explicar nuestra propuesta y escuchar sus
[opiniones] respecto a la situación del país. Organizaciones sindicales de trabajadores y
payeses, entidades culturales, fuerzas y movimientos políticos, plataformas movilizadas en
defensa de los servicios públicos, de la democracia o contra los desahucios nos han trasladado
opiniones y críticas. Quiero aprovechar la ocasión para hacer un reconocimiento a los miles y
miles de activistas de Esquerra Unida i Alternativa y de Izquierda Unida que cada día con su
militancia sindical, en los movimientos sociales, los ayuntamientos, hacen frente al sistema, a la crisis, y representan lo mejor de esta organización.
Visto todo esto, estoy convencido de que ha llegado la hora de dar pasos cualitativos en la
suma de la izquierda social y política para edificar una alternativa política que dé esperanza y
articule la movilización, protagonizada especialmente por la sociedad civil crítica con los
causantes de la crisis y sus políticas de austeridad y recortes.
Las claves de esta apuesta para mí son tres:
1. La suma y la cohesión de esta pluralidad se da en una propuesta programática alternativa de
un espacio claramente antineoliberal o antirrecortes y a favor de todos los derechos sociales,
de regeneración democrática y por el derecho a decidir de Cataluña, donde confluyan
federalistas, soberanistas y independentistas.
2. Este espacio es social y es político y pone su posible representación institucional al servicio
de la movilización y la organización civil alternativa de la sociedad. Los partidos forman parte
en plano de igualdad.
3. Este espacio tiene una clara vocación mayoritaria, de convertirse ya en una fuerza social y
política determinante en un proceso constituyente para Cataluña.
Varios son los proyectos políticos y sociales que en Cataluña o comparten el cien por cien de
estos planteamientos o los comparten de una forma mayoritaria. Puede parecer, pues, sencillo
pasar a la fase de articulación y suma de las propuestas alternativas, constituyentes o de poder
popular, pero no es así. Hoy, todavía, cada una de ellas cree que puede erigirse en eje de un
proyecto similar sin tener que compartir protagonismo dentro del Nuevo Espacio con otros.
Y sí es cierto, dos, tres o incluso cuatro espacios son posibles electoralmente dentro de la
izquierda social y política alternativa en Cataluña. Pero dejadme que os diga que este sería un
error que mermaría las expectativas mayoritarias y por tanto determinantes de la alternativa y
permitiría que las políticas de continuidad respecto a los recortes, la corrupción y el centralismo acabaran determinando para bastante tiempo el nuevo escenario político a partir de 2014.
Las fuerzas políticas deben aceptar el cogobierno de la parte social del Nuevo Espacio y los
liderazgos se deben compartir. Sólo aquellos y aquellas que muestren una alta capacidad para
gestionar la pluralidad podrán ser personas de referencia para este periodo.
Y acabo.
Ya he dicho antes que entramos en un periodo de decisiones y momentos clave para Cataluña.
La fuerza política que represento estoy convencido que sabrá estar a la altura de los
acontecimientos y actuaremos con valentía, determinación y al mismo tiempo con reflexión y
pedagogía. Os propongo que demos lo mejor de todos no- sotros, que no nos dejemos nada
para mañana: ahora es el momento de acertar y actuar.
Seguro que no todo el mundo comparte al cien por cien mis reflexiones –¡qué miedo si eso
ocurriera!–, pero lo que sí os puedo asegurar es que encontrará en mí a una persona paciente
y dispuesta a construir colectivamente el pensamiento de todos y todas e intentaré hacerlo con determinación y con ternura.
Acabo con una estrofa del poema ‘Elegía’ de Joan Brossa dedicado a Salvador Puig Antich.
Quien me conoce, y sabe como pienso, entenderá mi esperanza en las “izquierdas despiertas”:
La Llibertat, columna de la fruita,
fa clara la diada de la lluita,
que a poc a poc va esdevenint filó.
Muchas gracias
Font:
El Bloc de Joan Josep Nuet