
Adolfo Pérez Esquivel.
Por Stephen Foley *
El
peso moral de nueve ganadores del Premio Nobel de la Paz no tiene
parangón, parece, ante el poder comercial de una de las más grandes
emisoras de Estados Unidos. NBC, recientemente sobrepuesta al oprobio de
su cobertura de los Juegos Olímpicos de Londres, descartó los deseos
del arzobispo sudafricano Desmond Tutu y otros premiados como el
argentino Adolfo Pérez Esquivel que le rogaron que retirara un nuevo
reality show que, dicen, “compara la guerra con una competencia
atlética”.
NBC
siguió adelante con la emisión de su show, Stars Earn Stripes (Las
estrellas ganan galardones), en el que celebridades menores realizan un
simulado entrenamiento militar, incluyendo descenso desde helicópteros
en aguas frías y armas de fuego de largo alcance, todo bajo la dirección
del general retirado y ex comandante de las fuerzas de la OTAN en
Europa Wesley Clark.
Las
estrellas, como tales, son las típicas del mundillo del reality
televisivo; está Todd, el marido de la ex gobernadora de Alaska Sarah
Palin, apodado “Rambo” en el show; el actor Dean Cain, nuevamente en
prime time, quince años después de haber actuado como protagonista en la
serie sobre Superman Lois y Clark; Laila Ali, hija del boxeador
Muhammad Ali, y la esquiadora olímpica Picabo Street, entre otros. El
elenco consta de cinco hombres y tres mujeres. Todos ellos concursan
emparejados con miembros de las fuerzas especiales estadounidenses. El
ganador del concurso destinará el dinero del premio a una ONG de su
elección, algo que suscitó críticas.
La
diferencia entre el show y la actividad militar real, como señalan los
pacifistas, es que es improbable que alguna de las celebridades resulte
muerta o traumatizada. “Prepararse para la guerra no es ni divertido ni
entretenido”, escribieron los nueve laureados Premios Nobel en una carta
abierta a NBC. “Este programa no rinde tributo a nadie y continúa
nuestra vergonzosa tradición de glorificar la guerra y la violencia
armada. Tratar de dar una versión aséptica de la guerra al compararla
con una competencia atlética pide cuestionar la moralidad y la ética de
relacionar al ejército con la industria del entretenimiento en apenas
velados esfuerzos para que la guerra y sus infinitos costos sean más
agradables al público.”
Junto
con el arzobispo Tutu, la carta está firmada por otros ocho Premios
Nobel, entre los que se cuentan Jody Williams, que ganó el premio de la
Paz en 1997 por su trabajo para prohibir las minas terrestres
antipersonales; el ex presidente de Costa Rica Oscar Arias, el argentino
Adolfo Pérez Esquivel, la guatemalteca Rigoberta Menchú, las
norirlandesas Betty Willims y Mairea Corrigan-Maguire y la iraní Shirin
Ebadi. “La verdadera guerra es mortal. Personas -militares y civiles-
mueren de todas las formas imaginables, pero no entretenidas”, dice la
carta. “Comunidades y sociedades quedan destrozadas por el conflicto
armado y sus consecuencias. La publicidad de Stars Earn Stripes disfrazó
el show como “un homenaje a los hombres y mujeres que sirven en las
fuerzas armadas de Estados Unidos”, mientras que los oficiales de las
Fuerzas Especiales de Operaciones involucrados en el show lo
justificaron como una herramienta de reclutamiento. Pero aun algunos
grupos veteranos han expresado su horror. Amy Fairweather, directora de
política en la organización de veteranos Swords to Ploughshares (Espadas
para los Arados), le dijo a la revista Radas la semana pasada que el
show “trivializaba la guerra, cuyas consecuencias reales no eran que uno
pierde la competencia, las consecuencias son que uno no puede seguir
con su vida”.
En
los medios estadounidenses también se cuestiona el sentido del programa
estrenado el lunes. “Quizás hubiera tenido más eco de haberse emitido
durante los peores días de la guerra en Irak”, señala The Washington
Post. Para The New York Times, agradecer a las tropas su sacrificio es
un gesto honrado, “pero también algo fácil de explotar para cualquiera
que busque aplausos, unos cuantos votos o, quizás, mejores datos de
audiencia”. El País de Madrid escribió que el general Clark justificó su
participación en el reality porque “ayuda a acercar al pueblo
estadounidense a los individuos que tanto han sacrificado por todos
nosotros”,
Stars
Earn Stripes, sin embargo, debutó con fuertes cifras -5,15 millones de
espectadores, convirtiéndolo en el show número cinco en prime time el
lunes en todas las redes- y la NBC descartó las preocupaciones cuando la
carta de los laureados llegó sólo horas antes de la prevista emisión.
Un vocero de la cadena dijo: “Este show no es una glorificación de la
guerra, sino una glorificación del servicio”.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12. Traducción: Celita Doyhambéhère.